Me encanta la clásica oración a san Miguel que se rezaba después de la misa y que compuso el santo padre León XIII, pero acá hay otra que es la antífona de la Corona Angélica a san Miguel que está muy bien también.
Gloriosísimo príncipe san Miguel arcángel, cabeza y jefe de los ejércitos celestiales, depositario de las almas, vencedor de los espíritus rebeldes, doméstico en la real morada de Dios, nuestra guía admirable después de Jesucristo y de su madre bendita, de excelencia y virtud sobrehumanas, dignaos librar de todo mal a todos los que acudimos a Vos con confianza, y haced por medio de vuestra protección incomparable que adelantemos cada día en servir fielmente a nuestro Dios.
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