20 noviembre 2010

Ámame tal como eres. Oración de Charles de Foucauld

Hay oraciones que son meditaciones y que nos ayudan a orar mejor. Nos ilumina el camino la experiencia de otro, generalmente santos que han sido inspirados para dejarnos estos tesoros. 


Hoy te dejo ésta de Charles de Foucauld, que nos facilita hacer oración con lo poco que somos y tenemos, sin esperar a ser santos canonizados. Haciéndola, ya mejoraremos con la ayuda de Dios y nuestra perseverancia.


Ámame tal como eres
Conozco tu miseria,
las luchas y tribulaciones de tu alma,
la debilidad y las dolencias de tu cuerpo;
conozco tu cobardía,
tus pecados y tus flaquezas.
A pesar de todo te digo:
dame tu corazón, ámame tal como eres.
Si para darme tu corazón
esperas ser un ángel,
nunca llegarás a amarme.
Aún cuando caigas de nuevo,
muchas veces en esas faltas
que jamás quisieras cometer
y seas un cobarde para practicar la virtud,
no te consiento que me dejes de amar.
Ámame tal como eres.
Ámame en todo momento
cualquiera que sea la situación
en que te encuentras,
de fervor o sequedad,
de fidelidad o de traición.
Ámame tal como eres.
Déjate amar. Quiero tu corazón.
En mis planes está moldearte,
pero mientras eso llega,
te amo tal como eres.
Y quiero que tú hagas lo mismo.
Deseo ver tu corazón que se levanta
desde lo profundo de tu miseria:
amo en ti incluso tu debilidad.

Me gusta el amor de los pobres,
quiero que desde la indigencia
se levante incesantemente este grito:
Te amo, Señor.

Lo que me importa es el canto de tu corazón.
¿Para qué necesito yo tu ciencia o tus talentos?
No te pido virtudes,
y aún cuando yo te las diera, eres tan débil,
que siempre se mezclaría en ellas
un poco de amor propio.
Pero no te preocupes por eso…
preocúpate sólo de llenar con tu amor
el momento presente.
Hoy me tienes a la puerta de tu corazón,
como un mendigo,
a mí que soy el Señor de los señores.
Llamo a tu puerta y espero.
Apresúrate a abrirme.
No alegues tu miseria.
Si conocieras plenamente la dimensión
de tu indigencia, morirías de dolor.
Una sola cosa podría herirme el corazón:

ver que dudas y que te falta confianza.
Quiero que pienses en mí
todas las horas del día y de la noche
No quiero que realices ni siquiera
la acción más insignificante 
por un motivo que no sea el amor.

Cuando te toque sufrir yo te daré fuerzas.
Tu me diste amor a mí.
yo te haré amar a ti más de lo
que hayas podido soñar.
Pero recuerda solo esto:
ámame tal como eres.

19 noviembre 2010

Oración por los sacerdotes, del papa Pío XII

Oh Jesús, Pontífice Eterno, Buen Pastor, fuente de vida, que por singular generosidad de tu dulcísimo Corazón nos has dado nuestros sacerdotes para que podamos cumplir plenamente los designios de santificación que tu gracia inspira en nuestras almas; te suplicamos: ven y ayúdalos con tu asistencia misericordiosa. 

Sé en ellos, oh Jesús, fe viva en sus obras, esperanza inquebrantable en las pruebas, caridad ardiente en sus propósitos. Que tu palabra, rayo de la eterna Sabiduría, sea, por la constante meditación, el alimento diario de su vida interior. Que el ejemplo de tu vida y Pasión se renueve en su conducta y en sus sufrimientos para enseñanza nuestra, y alivio y sostén en nuestras penas. 

Concédeles, oh Señor, desprendimiento de todo interés terreno y que sólo busquen tu mayor gloria. Concédeles ser fieles a sus obligaciones con pura conciencia hasta el postrer aliento. Y cuando con la muerte del cuerpo entreguen en tus manos la tarea bien cumplida, dales, Jesús, Tú que fuiste su Maestro en la tierra, la recompensa eterna: la corona de justicia en el esplendor de los santos. 

Amén. 

12 noviembre 2010

Buenas noches de una abuela

Oración para acostar a los niños sacado de un precioso soliloquio de una abuela que encontrarán acá*



Buenas noches nos de Dios, 
que los ángeles te acunen 
y la Virgen María te acompañe 
y te guarde siempre 
en el largo camino que te espera.