Se acerca noviembre, el mes en que la Iglesia pide especialmente por los difuntos. Voy a colocar una serie de devociones relacionadas con el deber de pedir por ellos que sólo cuentan con nosotros en su purificación en el Purgatorio.
Dios mío, te has llevado la persona que más amaba en este mundo; pero tú lo has querido así, cúmplase en todo tu santa voluntad. El gran consuelo que me queda es la esperanza de que tú la hayas recibido en el seno de tu misericordia, y que te dignarás algún día unirme con él (ella).
Si la entera satisfacción de sus pecados lo/a detienen aún en las penas sin que haya ido todavía a reunirse contigo, yo te ofrezco por él (ella) todas mis oraciones y buenas obras, principalmente mi resignación ante esta pérdida; haz, Señor, que esta resignación sea entera y digna de ti.
Amén.
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