19 octubre 2008

Dame Consuelo, Padre

Padre de todos, también de los que nos han dejado: 
Me ha dolido su muerte, pero era para la VIDA;
Tú no quitas amores sin dejarnos AMOR.

Si Tú te lo has llevado, que esté siempre contigo,
que llegue pronto al cielo para unirse a tu lado, 
que  me espere pidiendo por los que hemos quedado.

Dame consuelo, Padre, que me duele su ausencia,
yo sé que es lo mejor, pero ¡cuanto he llorado!
ayúdame a decir sí a todo lo mandado.


17 octubre 2008

Oración por los bebés eliminados. "Adoptar" a algún niño por nacer en peligro de ser abortado

Padre Celestial, que nos has dado el don de la libertad para amar y seguir Tus caminos y mandamientos, perdona a aquellos padres que abusando de esta libertad destruyen el don de la vida que Tú le has dado a sus hijos. 

Perdona a esos que destruyen la vida humana abortando el bebé que esperan. Dales a estos niños por nacer la oportunidad de gozar de Tu presencia por toda la eternidad. 

Ayúdame a ser uno en solidaridad con tus pequeños, aceptando de corazón las palabras de Tu Hijo: "todo lo que hicisteis por uno de mis hermanos más pequeños, por Mí lo hicisteis." (Mt 25:40) Permíteme, entonces, Padre, adoptar hoy espiritualmente a un bebé por nacer y ofrecer mis oraciones, trabajos, gozos y sufrimientos por ese pequeño, para que pueda nacer y vivir para Tu mayor honor y gloria. 

Te lo pedimos en nombre de Cristo, en unión con el Espíritu Santo, que es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

Oración por la vida, de Juan Pablo II

Oh, María aurora del mundo nuevo,  Madre de los vivientes: a Ti confiamos la causa de la vida; mira, Madre, el número inmenso de niños a quienes se les impide nacer, de pobres a quienes se les hace difícil vivir, de hombres y mujeres víctimas de violencia inhumana, de ancianos y enfermos muertos a causa de la indiferencia o de una presunta piedad.

Haz que quienes creen en tu Hijo sepan anunciar con firmeza y amor a los hombres de nuestro tiempo, el Evangelio de la vida. Alcánzales la gracia de acogerlo como don siempre nuevo, la alegría de celebrarlo con gratitud durante toda su existencia y la valentía de testimoniarlo con solícita constancia, para construir, junto con todos los hombres de buena voluntad, la civilización de la verdad y del amor, para alabanza y gloria de Dios Creador y amante de la vida.

Amén

Tomada del Evangelio de la Vida, dado en Roma, junto a San Pedro, el 25 de marzo, solemnidad de la Anunciación del Señor, del año 1995.

Por las personas partidarias de la vida

Oh Dios, Padre y Creador de la vida humana: no permitas que nunca nos desanimemos en la defensa, del don precioso de la vida, desde su comienzo con el milagro de la concepción, hasta la serenidad espiritual de la muerte natural.Inspíranos para que recordemos que sin Ti nada podemos y que lo que hacemos por los más pequeños, especialmente los indefensos bebés por nacer, tan amados por ti, lo hacemos por tu Hijo, que vive y obra en nosotros. Protégenos contra la astucia y la maldad del demonio, "homicida desde el principio y padre de la mentira." Que el Espíritu Santo nos ilumine en nuestro diario caminar. 

Amén.

Letanías por un difunto

Es muy común ver en los lugares de velatorios cerca a mi hogar (iglesias, sobre todo) que las personas conversan, hablan por celular, fuman, converas, ¡se dan vueltas si saber qué hacer o cómo colaborar! es raro, rarísimo que se esté rezando un responso o un rosario junto al muerto en las últimas horas de permanecer insepulto. ¿No podríasmos tener a la mano impresas algunas de estas oraciones y en caso necesario hacer lo único que al muerto le puede ayudar y a sus familiares también para tener consuelo?

Hay muchos sitios en que las podemos conseguir. En este blog dejo algunas que me parecen preciosas, para tener una idea de lo mucho que uno puede ahcer al llegar a acompañar a un difunto en su velatorio.



Por los difuntos

 I

A ti, Jesús, vida nuestra, dirigimos nuestras súplicas.

Tú, que resucitaste a Lázaro del sepulcro.
Todos: Escúchanos, Señor.

Tú, que llamaste a la vida al híjo de la viuda de Naín
Todos: Escúchanos, Señor.

Tú, que despertaste del sueño de la muerte a la hija de Jairo.
Todos: Escúchanos, Señor.

Tú, que resucitaste del sepulcro, vence­dor de la muerte.
Todos: Escúchanos, Señor.

Tú, que eres la resurrección y la vida.
Todos: Escúchanos, Señor.

 II

 A ti, Jesús, Señor, que quisiste compartir nuestro dolor, dirigimos nuestras súplicas. 

Tú, que te compadeciste de la viuda de Naín, desolada por la muerte de su hijo.
 Todos: Ten compasión de nosotros.

Tú, que lloraste ante el sepulcro de Lázaro, muerto de cuatro días.
Todos: Ten compasión de nosotros.

Tú, que, muriendo de tristeza, sudaste sangre en Getsemaní.
Todos: Ten compasión de nosotros.

Tú, que sufriste la agonía de una muerte de cruz.
Todos: Ten compasión de nosotros. 

III
Invoquemos con toda confianza a Cristo Jesús. Señor, ten piedad.
Todos: Señor, ten piedad.

Cristo, escucha nuestra oración por tu fiel N.
Todos: Señor, ten piedad.

Ilumina sus ojos con la luz de tu gloria.
Todos: Señor, ten piedad.

Perdónale sus pecados, concédele la vida eterna.
Todos: Señor, ten piedad.

Señor Jesús, atiende a los que te su­plican, escucha la voz de los que lloran.
Todos: Señor, ten piedad.

Jesús, Hijo de Dios, consuélanos en nuestra tribulación.
Todos: Señor, ten piedad.

 IV

 Acuérdate, Señor, de tu hijo N que en el bautismo fue sepultado en la muerte de Cristo para resucitar con él.
Todos: Acuérdate, Señor, y ten piedad.

Que en la confirmación fue ungido por el Espíritu de Jesús resucitado.
Todos: Acuérdate, Señor, y ten piedad.

Que en la eucaristía, memorial de la pascua de tu Hijo, fue alimentado con el Pan de la vida.
Todos: Acuérdate, Señor, y ten piedad

Que muriendo al pecado por la penitencia fue devuelto a la vida en Cristo Jesús.
Todos: Acuérdate, Señor, y ten piedad.

Que ungido con el óleo de los enfermos ha recibido el germen de la salud eterna.
Todos: Acuérdate, Señor, y ten piedad.

 Que ha muerto con Cristo, para vivir con él.
Todos: Acuérdate, Señor, y ten piedad.

V

Santa María, que permaneciste junto a la cruz de Jesús.
Todos: Ruega por nosotros.

San Pedro , a quien el Señor confió las llaves del reino eterno.
Todos: Ruega por nosotros.

San Pablo, que deseaste partir de este mundo para estar con Cristo.
Todos: Ruega por nosotros.

San Juan, que anunciaste al que es la Palabra de la vida.
Todos: Ruega por nosotros.

San José, que tuviste el consuelo de morir asistido por Jesús y María.
Todos: Ruega por nosotros.

San N., cuyo nombre ha llevado en esta vida, acogido a tu protección.
Todos: Ruega por nosotros.

Todos los santos y santas de Dios, que, muriendo en Cristo, habéis nacido a la vida eterna.
Todos: Rogad por nosotros.

VI

Terminemos nuestra oración repitiendo la plegaria que el Señor nos enseñó.
Todos: Padre nuestro...

Señor, ten misericordia de N.,              para que encuentre el perdón de todas sus faltas, pues deseó cumplir tu voluntad. La verdadera fe le unía, aquí en la tierra, al pueblo fiel­ que tu bondad le una ahora al coro de los ángeles y elegidos. Tú, que vives y reinas por los siglos de los siglos.
 Todos: Amén.

Dale, Señor, el descanso eterno.
Todos: Brille para él la luz perpetua.

En tus manos encomendamos nuestro hermano

"En tus manos, Padre de bondad, encomendamos el alma de nuestro hermano; nos sostiene la esperanza de que resucitará con Cristo en el último día con todos los que en Cristo han muerto. Te damos gracias, Señor, por los beneficios derramados sobre tu siervo en su vida mortal, signo de tu bondad y manifestación de la comunión de tus santos. Escucha nuestras oraciones, Dios de misericordia, para que se abran a tu siervo las puertas del paraíso, y nosotros, los que aún permanecemos en este mundo, nos consolemos mutuamente con palabras de fe hasta que salgamos todos al encuentro de Cristo, y así, con nuestro hermano, gocemos en tu presencia.
Por Jesucristo nuestro Señor"

De la oración de despedida del cuerpo en la Iglesia

Oración por un difunto amado

Se acerca noviembre, el mes en que la Iglesia pide especialmente por los difuntos. Voy a colocar una serie de devociones relacionadas con el deber de pedir por ellos que sólo cuentan con nosotros en su purificación en el Purgatorio.

Dios mío, te has llevado la persona que más amaba en este mundo; pero tú lo has querido así, cúmplase en todo tu santa voluntad. El gran consuelo que me queda es la esperanza de que tú la hayas recibido en el seno de tu misericordia, y que te dignarás algún día unirme con él (ella).

Si la entera satisfacción de sus pecados lo/a detienen aún en las penas sin que haya ido todavía a reunirse contigo, yo te ofrezco por él (ella) todas mis oraciones y buenas obras, principalmente mi resignación ante esta pérdida; haz, Señor, que esta resignación sea entera y digna de ti. 

Amén.

10 octubre 2008

Oración para antes de dormir

Los judíos rezan el Shemá varias veces al día y de distintos modos.
Antes de la última recitación de estos versículos de la Biblia, cuando van a dormir, la tradición ashkenazi añade, desde el siglo XVI, la siguiente oración:

"Señor del Universo:

Perdono de este modo a cualquier persona que me haya encolerizado,
o que me haya hecho la contra,
o que haya pecado contra mí,
-contra mi cuerpo,
contra mis propiedades,
contra mi honor,
o contra cualquier cosa mía-
tanto si lo hizo accidentalmente,
como si lo hizo voluntariamente,
tanto si lo hizo por negligencia,
como si lo hizo deliberadamente,
si lo hizo mediante palabra, hecho,
pensamiento o deseo,
tanto en esta vida como en otra.

Perdono a todo judío.
Que ningún hombre sea castigado por mi culpa.
Que sea tu voluntad, Señor, Dios mío y Dios de mis padres,
que yo nunca más peque.

Cualquier pecado que yo haya cometido en tu presencia, 
bórralo tú en tu abundante misericordia,pero no a través del sufrimiento o de una mala enfermedad.

Que las expresiones de mi boca y los pensamientos de mi corazón encuentren favor ante tí, Señor,

Roca mía y Redentor mío.



Tomado de un post del sitio "Todo era Bueno"

07 octubre 2008

Oración de las familias por las vocaciones

Dios, Padre y Pastor de todos,
necesitamos vocaciones al servicio de tu Iglesia;
sacerdotes, diáconos, religiosos y laicos comprometidos
que nos muestren a tu Hijo Jesucristo
y que nos anuncien el Evangelio.

Necesitamos sacerdotes para que 
perdonen nuestros pecados,  
nos presidan la Eucaristía, 
y unjan a nuestros enfermos.

Si tú lo quieres, Señor,
llama a alguien de nuestra familia
para servirte y proclamar tu amor en todas partes.

Danos la generosidad necesaria
para hacer sólo tu santa voluntad.

María Madre de las Vocaciones,
ruega por nosotros.
Amén