El trabajo de la casa, para servir a las personas y las familias es un trabajo nobilísimo, ya sea en la propia casa o en familias ajenas. Es un trabajo en que las mujeres podemos desplegar toda las características de nuestro sexo que nos hacen hacer la vida más humana, acogedora y feliz, si lo hacemos con alegría y amor, con afán de servicio. Ésta oración que encontré ya no recuerdo dónde, va en ese sentido. Está muy bien.
Virgen María, que trabajaste toda tu vida
en los quehaceres de la casa,
concédeme la gracia de trabajar contigo
y estar unida a ti.
Quiero conocer, amar y servir
a tu Hijo Jesucristo,
y ofrecer a Él todas mis fuerzas y mi tiempo.
Te pido por quienes se han alejado,
o están en peligro de hacerlo,
para que encuentren la alegría de su amor.
Quiero que su Reino llegue
a los campos y ciudades.
Cuida y protege a mi familia,
al hogar donde trabajo,
y ayúdame a ser fiel en lo que me has encomendado.
Amén.
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