28 junio 2009

Ofrecimiento de Obras

Partir cada ofreciéndoselo al Señor es el mejor comienzo posible, y hay un modo de hacerlo por cada persona o circunstancia que haya. A nuestro Padre de los Cielos no es necesario dirigirnos con fórmulas hechas o que no representen lo que sentimos, pero hay algunos ofrecimientos que interpretan tan bien los sentimientos universales del hombre cristiano que vale la pena conocer.
Hoy les dejo uno que me ha llegado al alma. Se trata de una oración que el padre de Kimberly Hahn, pastor presbiteriano muy piadoso, le enseñó a su hija en momentos muy complicados en que se resistía a seguir su impulso de hacerse católica romana.
Está tomada del libro "Roma , dulce hogar" de Scott y Kimberly Hahn, editado por Rialp en su 5ª edición de octubre de 2001, pagina 132, y dice así:

"Señor, iré donde tú quieras que vaya;
haré lo que tú quieras que haga;
diré lo que tú quieras que diga
y entregaré lo que tú quieras que entregue"


Como se puede apreciar , todas las afirmaciones están en futuro, en una afirmación incondicional muy fuerte. En nuestro estilo católico, nos suena más familiar decirlo usando el modo subjuntivo, que expresa deseo y esperanza, pero pierde la fuerza que tiene la oración del pastor Jerry Kirk.

Dejo acá la alternativa que propongo:



"Señor, que yo vaya donde tú quieras que vaya;
que yo haga lo que tú quieras que haga;
que yo diga lo que tú quieras que diga
y que entregue lo que tú quieras que entregue"


Dejo un enlace de Catholic.net* sobre su conversión que ha ayudado a tantos.

07 junio 2009

Al Patrocinio de San José.

Retablo de la basílica de san Giuseppe al Trionfale de Roma, con la santa muerte de san José, asistido por Jesús y María, tal como quisiera morir yo


Esta oración --preciosa, profunda, actual y confiada-- la conocí en Roma, en la basílica de San Giuseppe al Trionfale, de la Obra de Don Guanella, y sencillamente me dejó como una devota de san José de un modo nuevo para mi.
La traducción es mía y acepto todo tipo de sugerencias, pues no sé italiano como para algo docto. Las ideas están, algo comprendo ese idioma, pero siempre se puede mejorar una traducción, creo yo.


Oh bendito san José, recurrimos a ti, afligidos por la tribulación, y filialmente invocamos tu patrocinio junto a tu santísima esposa santa María. Atiéndenos por el sagrado vínculo de caridad que te une a la Inmaculada Virgen Madre de Dios y por el amor paterno que tuviste al pequeño Jesús, protege, te rogamos, la cara heredad que Jesucristo adquirió con su sangre, y con tu poder socórrenos en nuestras necesidades. Protege, proveedor y custodio de la Sagrada Familia a los hijos elegidos de Jesús; aleja de nosotros, oh padre amadísimo, la peste del error y del vicio que enferma al mundo; favorécenos desde el Cielo en esta batalla contra el poder de la oscuridad, y, tal como salvaste de la muerte la amenazada vida del Niño Jesús ahora defiende a la santa Iglesia de Dios de toda hostilidad, insidia y adversidad. Ampáranos a cada uno con tu patrocinio continuo para que con tu ejemplo y tu socorro podamos vivir virtuosamente, morir piadosamente y conseguir la eterna beatitud en el Cielo. Amén

06 junio 2009

Para implorar la gracia da una santa muerte

Es muy sabio considerar en vida y salud el tema de nuestra muerte, de MI muerte, rogando por tenerla muy santa.
Para implorar la gracia da una santa muerte

1. Glorioso Patriarca, alcánzame, te suplico, la gracia de que mi muerte no sea repentina; que tenga tiempo para confesarme y recibir los santos Sacramentos, en perfecta condi­ción y con verdadero dolor de mis pecados. Gloria.

2. Glorioso Patriarca, alcánzame, te ruego, que antes de morir pueda yo fortificarme con los Santos Óleos para el gran viaje hacia la eter­nidad y alimentarme con el Cuerpo Santísimo de Jesús. Gloria


3. Glorioso Patriarca, obtenme, te ruego, que pueda recibir el Sacramento de los enfermos antes de mi agonía, para que haciendo un acto de dolor, tenga fuerzas para resistir a los enemigos de mi alma. Gloria.


4. Glorioso Patriarca, alcánzame, te ruego, que recibiendo los Sacramentos, tenga un sacer­dote a mi lado para que me recuerde la Pasión de Jesús, los dolores de María; para que así, evocando sus nombres con la lengua y con el corazón contrito, pueda conquistar para mi alma el tesoro de la remisión de mis culpas. Gloria.

5. Glorioso Patriarca, te ruego que me defien­das, ahora y al final de la vida, de todas las asechanzas del demonio, para que en la vida y en la muerte, me ejercite bajo tu asistencia, para hacer verdaderos actos de fe, de espe­ranza y de amor de Dios. Gloria.

6. Glorioso Patriarca, te ruego que no me abandones en el momento en que, agonizando mi alma, tenga que dar cuentas a mi Dios de todas las acciones de mi vida; en aquel tre­mendo juicio sea por ti protegida mi causa por tus méritos unidos a los méritos de María Inmaculada, tu Santísima Esposa. Gloria.

7. Glorioso Patriarca, te ruego que después de mi muerte, continúe con tu santa protección, si por mis culpas tuviera que ir al Purgatorio, te pido que, mediante tu intercesión, gran parte de mis penas sean perdonadas, y así pueda gozar contigo del Reino celestial. Gloria.

Oración por los agonizantes

He tomado estas oraciones para alcanzar una buena muerte del sitio de de la Pía Unión del Tránsito de San José que conocí hace poco y que me ha calado muy hondo. Todos quisiéramos morir como él al lado de Jesús y Maria. Pidámosle con fe:

ORACIÓN A SAN JOSÉ POR LOS AGONIZANTES
Oh San José, Padre adoptivo de Jesucristo
y verdadero esposo de la Virgen María,
ruega por nosotros y por los agonizantes de este día (noche). Amén

Gloria
Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en un principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

04 junio 2009

Breve oración por los sacerdotes

Cuando se ordena a un sacerdote, lo más típico es pedir sus oraciones, ya está bien, para eso están, pero JUSTO POR ESO, es cuando más necesitan nuestras oraciones, para que sean buenos y fieles y puedan seguir su ministerio entre nosotros.
Hoy propongo una oración colecta, tomada del Misal:


Oh Dios, que para gloria tuya y salvación del género humano constituiste a tu Hijo único sumo y eterno sacerdote, concede a quienes él eligió para ministros y dispensadores de sus misterios la gracia de ser fieles en el cumplimiento del ministerio recibido. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.