PENSAMIENTO DEL ALFARERO
San Ireneo (S. IV)
No eres Tú el que forma a Dios; es Dios quien te forma a Ti.
Entonces, si eres tú el trabajo de Dios, espera la mano del artista
que hace todo a su tiempo. Ofrécele tu corazón suave y dócil y mantén la forma en que
el artista te ha moldeado. Deja que tu greda esté húmeda y permite que crezca en ti,
fuerte y libre, la huella de sus dedos.
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