La señora Julieta Lira Lira, que me enseñó esas oraciones para decir durante la doble consagración, me enseñó un par de jaculatorias preciosas para pedir un juicio misericordioso en el momento de presentarnos delante de Dios. Dicen así:
Dios mío, no seas mi Juez, sino mi Salvador.
Señor, perdóname mi pasado y dame un lugar en el Cielo.
Pienso que ambas se podrían combinar quedando así:
"Dios mío, no seas mi Juez, sino mi Salvador, perdóname mi pasado y dame un lugar en el Cielo"