Desde mi más tierna infancia, cuando aún dormíamos en un dormitorio cuidados por nuestra nana, o sea hace muuuuuchoooo tiempo, nuestra mamá pasaba por las camas de cada uno de los hermanos y rezaba con nosotros estas oraciones que han ido pasando de generación en generación por mi familia. Mis hijos las han rezado --y algunos las rezan aún-- y mis sobrinos también, enseñados por mis hermanos. Ojalá perduren por lo entrañables que son. Ahora las propongo acá pues orar juntos con los padres o abuelos es algo que no se olvida, por más pequeños que sean los niños. Anímense, es precioso trasmitir la fe y el hábito de orar.
Niñito Jesús
Niñito Jesús,
tu eres mi amor,
Baja del cielo
¡a mi corazón!
Al ángel de la guarda
Ángel de mi guarda,
dulce compañía,
no me desampares
de noche ni de día,
hasta que descanse
en los brazos
de Jesús, José y María.
Amén
Con Dios me Acuesto
Con Dios me acuesto,
con Dios me levanto,
que la Virgen Santísima
me tape con su manto,
y me libre de miedo y espanto
Amén.
V/¡Qué el señor te bendiga!
R/ ¡A tí también!
Niñito Jesús,
tu eres mi amor,
Baja del cielo
¡a mi corazón!
Al ángel de la guarda
Ángel de mi guarda,
dulce compañía,
no me desampares
de noche ni de día,
hasta que descanse
en los brazos
de Jesús, José y María.
Amén
Con Dios me Acuesto
Con Dios me acuesto,
con Dios me levanto,
que la Virgen Santísima
me tape con su manto,
y me libre de miedo y espanto
Amén.
V/¡Qué el señor te bendiga!
R/ ¡A tí también!
Optativo:
Cuando alguno se asustaba con el demonio --sin jamás negarlo, pues existe de verdad-- mi mamá nos hacía rezar esta oración muy tranquilizadora, aunque desconozco por qué a santa Mónica precisamente.
A santa Mónica
Santa Mónica bendita,
madre de san Agustín,
que se retire el demonio,
porque yo quiero dormir.
Santa Mónica bendita,
madre de san Agustín,
que se retire el demonio,
porque yo quiero dormir.